LAS PIEDRAS DE LA VIEJITA
LAS PIEDRAS DE LA VIEJITA Escribe: Cristina Chacón Delgado Dos compadres, Prudencio y Asunción, cholos acriollados, cantaban alegremente mientras extraían a punta de pico y pala, muestras de mineral de hierro virgen, del cerro La Justa, confiados y seguros que nadie transitaba por esas pampas, especialmente por el caminito del arcillar. En su hora de descanso, dormitaban casi en la puta del cerro. Asunción estaba inquieto porque minutos antes, su burro de carga rebuznaba desesperado y bien seguido, hasta que echó a correr velozmente y se perdió en el camino. A lo lejos divisó Asunción que alguien venía de las lomas del Sur, una silueta que avanzaba rápido en dirección hacia ellos y muy asustado le dijo a su compadre: ¡Cumpa! ¡cumpa Prudencio!!Alguien viene, está corriendo, viene hacia aquí….vamos cumpa, si nos pescan nos van a denunciar!...!despierte cumpa! Medio adormitado, Prudencio le contesta: - ¡Compadrito, el sol le ha llegado, está viendo visiones….ya deje de