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LAS PIEDRAS DE LA VIEJITA

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LAS PIEDRAS DE LA VIEJITA Escribe: Cristina Chacón Delgado Dos compadres, Prudencio y Asunción, cholos acriollados, cantaban alegremente mientras extraían a punta de pico y pala, muestras de mineral de hierro virgen, del cerro La Justa, confiados y seguros que nadie transitaba por esas pampas, especialmente por el caminito del arcillar. En su hora de descanso, dormitaban casi en la puta del cerro. Asunción estaba inquieto porque minutos antes, su burro de carga rebuznaba desesperado y bien seguido, hasta que echó a correr velozmente y se perdió en el camino. A lo lejos divisó Asunción que alguien venía de las lomas del Sur, una silueta que avanzaba rápido en dirección hacia ellos y muy asustado le dijo a su compadre: ¡Cumpa! ¡cumpa Prudencio!!Alguien viene, está corriendo, viene hacia aquí….vamos cumpa, si nos pescan nos van a denunciar!...!despierte cumpa! Medio adormitado, Prudencio le contesta: - ¡Compadrito, el sol le ha llegado, está viendo visiones….ya deje de

LA TRISTEZA DEL PISPIRINCHE

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LA TRISTEZA DEL PISPIRINCHE Escribe: Cristina Chacón Delgado Un trabajador minero del almacén del muelle de San Juan, después de su almuerzo, decidió gozar de una siestecita en su cajón preferido (uno grande y con su media tapa) que había dentro del almacén. Como la siestecita estaba tan agradable se pasó de largo hasta llegar la noche. Entre sueños escuchó   llorar con honda tristeza a un niño…el pionero no le dio importancia, pero el llanto quejumbroso seguía, eran los sollozos de un niño. Medio somnoliento se sentó y escuchó atentamente y se dio con la sorpresa que sí estaba llorando un niño. Dijo entonces: ¡Carajo…segurito es uno de los niños, que nos traen la vianda, su llanto viene clarito, jugando se ha metido en el túnel y no puede salir! -         ¡Juna gran pu….pispirinche de m….quien lo manda meterse a jugar, ahorita lo saco a patadas y lo mando a su casa! Con ajos y cebollas se dirigía renegando a la boca del túnel, como estaba oscuro prendió el lamp

LA NAVIDAD DE PASCUAL

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LA NAVIDAD DE PASCUAL San Juan de Marcona, moderna y pujante. Ciudad que se desarrolló al compás de la producción de hierro, en medio del desierto en cuyas orillas juguetean las olas del Pacífico, es ahora una metrópoli rodeada de asentamientos humanos en extrema pobreza. Esta es la historia de un niño que emigra de la sierra a la costa. Sin padres que lo apoyen, sin protección, sin afecto…sin nada. PASCUALCHA Escribe: Cristina Chacón Delgado Año 1992, mes de junio, día laborable…9:30 am. Atendía a niños de 3, 4 y 5 años en el PRONOEI “Los Angelitos” del pueblo joven “Túpac Amaru”. En plena clase apareció un niño que aparentaba 4 años de edad, de chapas rosaditas y cuarteadas; descalzo, con un polo y un short amarrados con una soguilla. Sobresalía su gran barriga, cabellos tiezos poblados de liendres. Tría en su mano un pocillo despostillado. Casi todos mis alumnitos tenían las mismas características. Pero Pascual recién llegaba de la sierra. Desde la pu